A 25 años de la llegada del 2000: el día en que transitamos hacia el “futuro”

Fuegos artificiales durante ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000

Este 2025, que ya agota las páginas de su calendario, no es un año cualquiera si tenemos en cuenta que cumplimos un cuarto de siglo. Quizás el hito más significativo fue la llegada del propio año 2000, convertida en una de las primeras celebraciones planetarias que se vivieron de forma masiva.

Independiente de la opinión que actualmente podamos tener sobre si ahora se vive mejor o peor que antes, hubo un tiempo en que se nos prometió que con el cambio de calendario estaríamos en el “futuro”. Ese momento cumple un cuarto de siglo este 2025, aunque el evento propiamente icónico consistió en una serie de celebraciones programadas a lo largo y ancho del planeta.

Aunque esta historia tiene dos matices que en su momento “opacaron” la fiesta: el denominado “Efecto 2000” y el debate sobre el verdadero comienzo del siglo. El primero de estos, también denominado Y2K (por las siglas en inglés) fue el que más titulares acaparó.

Se trataba de la amenaza real de un colapso informático, que se remonta a los inicios de la informática, donde para ahorrar tiempo y espacio los programadores solo registraban los dos últimos dígitos del año. Así, el año 1978 se guardaba como “78” o 1995 como “95”. En esa lógica, al llegar el 2000, se temía que los computadores interpretasen el “00” como 1900, lo que despertó todas las alarmas.

Todo sistema dependiente de computadores podría fallar, desde bancos a hospitales, pasando por centrales eléctricas. Aunque ese pánico se trasladó a todos los ámbitos de la vida cotidiana. Quien escribe estas líneas era solo un niño de 8 años, al cual sus compañeros de curso le contaban infinidad de teorías: “que los robots se iban a apoderar de todo el mundo esa noche”, o que un “meteorito podría caer sobre el planeta”.

El segundo detalle era de índole matemática, ya que muchos sostenían que en realidad tanto los siglos como los milenios inician en los años terminados en 1, así la celebración debería posponerse al 2001. Argumento que sienta sus raíces en la configuración de la medición del tiempo actual, allá por el siglo VI.

¿Llegó la catástrofe?

Así finalmente llegó la fecha señalada, que para quien escribe en lugar de ser una tragedia o un dilema matemático (para eso existen otros días), se convirtió en una ventana a diversas culturas gracias a la televisión. En concreto, la siempre infalible BBC lidero un megaproyecto llamado “2000 Today”, un especial televisivo donde conectaríamos en directo con los lugares donde el reloj estuviese marcando la medianoche.

En el caso de Chile, la transmisión estuvo a cargo de TVN, que desde la mañana del 31 de diciembre acompañó a quienes deseábamos ver qué pasaba finalmente: ¿Catástrofe?, ¿Invasión?

Nada de eso ocurrió, y personalmente fue la puerta a una serie de rituales que iban más allá de recorrer la calle con maletas o comer lentejas, que si bien respeto, le quitan el sentido de trascendencia a una fecha tan especial como la Nochevieja.

Todo comenzó en las islas del Pacífico, específicamente en el archipiélago de Kiribati, con la isla Caroline como epicentro de las celebraciones. Honor para el cual se “prepararon”, cambiando su ubicación respecto a la Línea Internacional de Cambio de Fecha. Ello lo concretaron “eliminando” el 31 de diciembre de 1994, por lo que pasaron del 30 de diciembre al 1 de enero.

El nuevo milenio continuaba avanzando por Oceanía y lo hacía en Nueva Zelanda con grandes celebraciones en Auckland. Aunque el primer gran espectáculo lo ofreció Sídney, con su bahía iluminada de fuegos artificiales. Tenían doble motivo para celebrar, ya que ese año acogían los Juegos Olímpicos.

Luego siguieron Japón y Corea, con festivales multitudinarios de luces. A esa altura del día mi Mamá se comenzaba a preocupar por la cantidad de tiempo que pasaba frente al televisor. “Es sólo un cambio de año”, decía pero para mí era una alucinación de colores y músicas, lamentablemente interrumpidas por los comentarios de la televisión local. Por ese motivo, todos los videos que comparto de YouTube fueron grabados de canales de otros países.

Tras el Sudeste Asiático y la India, vino una pequeña pausa que aproveché para procesar lo visto hasta ese minuto. No obstante, a las pocas horas, las imágenes provenientes de Egipto, Israel y Grecia despertaban aún más mi asombro.

Pero uno de los puntos culminantes, y que puso a prueba mis ya miopes ojos, fue la multipantalla en la que se transformó la imagen al coincidir la llegada del 2000 en casi todas las capitales europeas. Destacó una Torre Eiffel encendida completamente en pirotecnia, la Puerta de Brandeburgo repleta de cohetes y el Papa Juan Pablo II dando su bendición a Roma y el mundo.

Una hora después, cambiaba el calendario en el Meridiano de Greenwich, con un Londres que estallaba en pirotecnia en plena época del “Cool Britannia”, ese periodo caracterizado por un renovado optimismo que el Reino Unido aprovechó para proyectar una imagen moderna.

Cada vez el milenio se acercaba más a las tierras que habita el que escribe, primero fue el turno de Brasil y Uruguay, que por entonces utilizaban el UTC-2 en el verano austral.

Y finalmente Chile recibió el nuevo siglo y milenio con celebraciones en diversas ciudades, aunque la que destacó fue la realizada al lado del Palacio de la Moneda, donde una parte apareció en la transmisión de la BBC.

Otro momento destacado ocurrió en Argentina, donde la ciudad de Ushuaia fue testigo del Ballet de Julio Bocca y un despliegue de fuegos artificiales que brotaban de las gélidas aguas australes.

Otro momento destacado ocurrió en Argentina, donde la ciudad de Ushuaia fue testigo del Ballet de Julio Bocca y un despliegue de fuegos artificiales que brotaban de las gélidas aguas australes.

No obstante, en ese huso horario existe una reina indiscutida: La Bola de Times Square, que para esta magna ocasión se renovó con nuevos cristales y señales de relojes atómicos.

Tras la lluvia de confetti, en una ciudad que en poco más de un año sufriría uno de sus peores golpes, fue el turno del centro y oeste de Estados Unidos, además de México.

Si bien, la fiesta continuó en Samoa, último lugar en dar la bienvenida al nuevo siglo y milenio. Personalmente yo ya estaba durmiendo, extasiado con la posibilidad de poder recorrer en casi 26 horas distintas formas de celebrar un mismo hito.

Mi primera maratón televisiva no solo marcó el inicio de un nuevo milenio, también se despertó mi interés por las comunicaciones, ya que comprendí como la televisión puede conectar mundos y generar un sentido de comunidad global.

Quien diría que 25 años después ese es uno de mis propósitos fundamentales como periodista: convertir fechas o hechos que pueden parecer básicos en sucesos que trasciendan y creen valor en una comunidad.

Por: Maximiliano Ortiz/Periodista.

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